¿Qué son los alineadores dentales?

Jóvenes y adultos pueden ahora tener una dentadura perfecta gracias a que los aparatos correctores no son algo exclusivo para la infancia. Cualquiera puede corregir sus dientes y lograr una bonita sonrisa. Pero ¿son necesarios los brackets cuando tan solo se tienen un par de dientes algo torcidos o el problema es leve? La respuesta es que no, gracias a los alineadores dentales Santiago de compostela capaces de recolocar tus dientes, corregir pequeños fallos y darte la oportunidad de tener la mejor sonrisa.

Estos alineadores son fundas para los dientes, totalmente invisibles y que se pueden llevar durante todo el día. Se quitan para comer y se pueden volver a colocar una vez que nos hemos lavado los dientes. Incluso se pueden llevar durante la noche.

Se realizan con un molde de la boca y se van cambiando los alineadores según se va realizando la corrección de la dentadura. La corrección es gradual y lo normal es que el primer alineador se lleve durante dos semanas. El primer alineador es muy fino y suave para que la adaptación sea cómoda y la persona se acostumbre a su uso.

Cada dos semanas se cambia a un alineador un poco más grueso. Normalmente, el odontólogo ya le da al paciente al menos dos alineadores en cada visita para que solo tenga que acudir a consulta una vez al mes, para llevar un control. El tratamiento puede durar más o menos un año, aunque varía según los casos.

El precio de los alineadores varía según la clínica, aunque el tratamiento completo puede rondar los tres mil euros. Este precio se puede ver muy reducido si la persona cuenta con un seguro privado dental que cubra parte de los gastos.

Para evitar que los dientes se descoloquen de nuevo, es recomendable utilizar uno de estos aparatos para dormir, consiguiendo así que los efectos conseguidos se mantengan en el tiempo. Esta costumbre se puede mantener para siempre, asegurándose así el éxito del tratamiento.

Los alineadores tienen la ventaja de que no son tan aparatosos como los brackets y, al poder quitarse para comer, resultan muchísimo más cómodos. Como no se ven prácticamente, la mayor parte de la gente ni siquiera se percata de que se llevan puestos y para la persona que los lleva, la sensación es mucho más confortable que con los aparatos convencionales ya que no ejercen tanta presión sobre los dientes.