MI EXPERIENCIA CON FURGONETAS

Cuando trabajaba en un trabajo que tuve hace unos cuantos años, teníamos un par de furgonetas de renting pero al parecer tuvieron algún problema con la empresa de Renting furgonetas y al final decidieron que lo mejor era comprar sus propias furgonetas y estaban en lo cierto porque al final usamos esas furgonetas durante bastantes años. La furgoneta que normalmente usaba yo era una con frigorífico en la parte trasera para poder llevar la mercancía a la temperatura óptima a la que debería ir. Aunque me gustaba más conducir la furgoneta que tenía mi ingeniero, ya que era más pequeña y corría bastante más que la mía aunque la mía tenía más potencia. Pero tampoco es que tuviese que coger la furgoneta todos los días, es más, era bastante raro que tuviese que coger la furgoneta a lo largo del mes solamente la cogía si era extremadamente necesario para que los pedidos salieran sin problemas. Con el paso del tiempo esta empresa cerró su actividad y los jefes intentaron otra actividad pero por lo que supe años después es que los jefes casi se habían arruinado porque no sabían llevar bien su empresa, por lo que tuvieron que vender por lo menos la furgoneta que usaba yo. Y algún año después me encontré con esa furgoneta en mi ciudad aparcada debajo de un puente. A los que se la vendieron nuestros jefes no les duró mucho y prefirieron volver a venderla para poder sacarle algo ya que la furgoneta tenía un par de abollazos.

Desde ese trabajo hasta hace unos tres años no había vuelto a conducir una furgoneta tan grande como la que tenía en ese trabajo y lo volví a hacer por otro trabajo nuevo repartiendo uvas para hacer vino. Pero esa furgoneta era bastante peor que la que tenía en el otro trabajo ya que cuando intentabas subir marcha atrás una pendiente el motor se calaba y era imposible subir. Después dejó de funcionar el cuenta kilómetros por lo que no me quedó más remedio que tener que ir mucho más despacio ya que no sabía a cuánto iba.