Lo que mal empieza 

Hace unos cinco meses llegaron unos vecinos nuevos a nuestro edificio que se alojaron encima de nosotros. Llevábamos más de un año sin tener a nadie viviendo encima y los anteriores vecinos apenas pasaban por casa. Y cuando lo hacían eran extremadamente silenciosos: como si no estuvieran. Solo sabíamos que habían llegado porque desde abajo se veía luz. Pero todo ha cambiado.

Tal es la algarabía de los vecinos que ya hemos buscado Aislamiento de Techos en Vigo por si no nos queda más opción que esa para no volvernos locos. Y es que yo trabajo en casa y soy muy maniático con el tema del ruido. He vivido en otras casas en las que lo he pasado muy mal con ese tema, por eso presto mucha atención a la orientación de la casa, al tipo de calle y al tipo de aislamiento de las paredes. Pero con los vecinos nunca se sabe. Realmente no vas a llegar a una casa e ir de puerta en puerta preguntando a los vecinos a ver si son muy ruidosos. Entre otras cosas porque nadie va a decir “sí, mejor busca otra casa, soy insoportable”.

La familia de arriba tiene tres niños pequeños. Ni uno, ni dos: tres. Con el asunto de la pandemia y el hecho de que los niños se hayan quedado sin colegio ha sido como una condena. Por lo menos, antes yo sabía que en horario de colegio al menos dos de los tres niños no estaban en casa. Supongo que el pequeño todavía se queda en casa y aunque hace mucho ruido, es soportable. Pero con los tres jugando 14 horas diarias dan ganas de tirarse por la ventana. 

El Aislamiento de Techos en Vigo es una opción interesante incluso a largo plazo. Porque esta familia está de alquiler y tal vez llegue otra más tarde pero no quiero estar a expensas de los demás y tener que rezar para poder vivir tranquilo. Sería una inversión, pero si se me aseguro que se minimizan los ruidos tal y como he leído, recuperaré el silencio que tanta falta hace en mi vida.