El jardín es la parte de la vivienda que proporciona más horas de confort y desahogo a lo largo del año. Sin embargo, en épocas en que el clima no acompaña, disponer de un conjunto jardin con sombrilla no es suficiente: se hace necesario contar con un cenador.
Los cenadores de jardín proporcionan una estructura removible o de obra capaz de resistir los vientos y lluvias intensas que son comunes en los meses de otoño y de invierno. También incorporan accesorios que aíslan de las bajas temperaturas y aumentan el bienestar en exteriores.
Antes de comprar un cenador, es importante determinar su emplazamiento y la dimensión que ocupará, en función del número de personas que pueda acoger y del mobiliario que se proyecte instalar. Resueltos estos condicionantes, el interesado estará en disposición de elegir el cenador que mejor se adapte a sus necesidades.
Los materiales empleados en el cenador influyen tanto en la calidad como el precio final. Por ejemplo, las lonas de poliéster son una recomendación general, aunque su coste sea elevado y sus cualidades impermeables dependan del grosor de su tela. Las de polietileno, en cambio, son más económicas y resistentes.
En la fabricación de la estructura de la pérgola, se emplean usualmente el hierro, el aluminio y la madera tratada, y cada material presenta sus pros y contras. Así, el uso del aluminio elimina el riesgo de oxidación, y su ligereza permite transportarla sin dificultad; la madera es la opción más elegante y atractiva, pero su mantenimiento puede ser exigente en ciertos climas; el hierro, por último, es vulnerable frente a la acción del óxido, pero su elevado peso lo convierte en un material idóneo para pérgolas fijas.
Respecto a su diseño, en el mercado pueden encontrarse cenadores con pérgolas adosadas o independientes, provistas de lamas de aluminio o de madera e incluso soluciones bioclimáticas, esto es, con lamas motorizadas que maximizan el aprovechamiento de la luz solar.