Siempre fuimos unos viajeros empedernidos y nuestra primera idea antes de tener un hijo era intentar mantener en la medida de lo posible nuestras costumbres, pero, poco a poco, esta postura fue cambiando, por consejos de amigos que ya habían pasado por la misma experiencia y por la propia impresión de que con un niño pequeño no se puede hacer de todo. Así que pensamos que nuestro primer viaje con él iba a ser una cosa sencilla para sacar conclusiones de cara al futuro.

Nos hacía ilusión volver a Almería porque fue el último destino al que fuimos con mi mujer embarazada y fue una muy buena experiencia. Ya en aquel momento, para evitar dar demasiadas vueltas, reservamos parking Almeria centro con antelación. Es algo que nos hemos acostumbrado a hacer en nuestros viajes urbanos si vamos con coche. 

Y lo hacemos por las malas experiencias pasadas en relación a buscar permanentemente aparcamiento. En determinadas épocas del año y en determinadas ciudades se hace difícil encontrar una plaza sin pagar. Pero es que, además, incluso pagando nos encontramos sin plaza en no pocas ocasiones. Así que analizando la relación coste/beneficio y el tiempo que lleva aparcar cuando tienes parking reservado y cuando no lo tienes, teníamos claro que volveríamos a optar por reservar parking Almería centro con antelación.

Teníamos un poco de temor a cómo se tomaría el peque su primer viaje en coche de larga distancia. La realidad es que un viaje en coche de más de 500 kilómetros ya es cansado para un adulto que somos mucho más pacientes y sabemos calcular bien el tiempo. Por suerte, los niños pequeños cogen bien el sueño con el bamboleo del coche y nuestro hijo no fue una excepción. 

Aunque cuando se despertaba, en alguna ocasión, se puso como una furia viendo que no podía ponerse en el regazo de su madre en el acto. Pero fue cuestión de parar. Por lo demás, y sabiendo que teníamos plaza de aparcamiento, todo fue bastante sencillo. Así que hemos tomado nota y vamos a empezar a hacer viajes un poco más ambiciosos poco a poco.